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El Verbo Odiado publican hoy “Nada que celebrar”, su segundo álbum

«Nada que celebrar» ya está disponible en todas las plataformas digitales.

Tras publicar su primer álbum en 2018, El Verbo Odiado vuelve a escena con “Nada que celebrar”, segundo disco para el sello Subterfuge. Un disco compuesto por diez canciones que en palabras del crítico musical Luis Lles “dan como resultado un magnífico álbum, lleno de aristas y rico en matices, que conforman una elaborada y brillante arquitectura sonora”. Diez canciones salidas de un pecho cualquiera “a golpe de intrincados riffs electrizantes y melodías ardientes”.

En esta ocasión vuelven a contar con la participación de su gurú de referencia Ricardo Lezón (McEnroe), quien pone voz a la pieza mas “preciosa y cristalina, casí un vals suspendido en el tiempo”, escribe el citado Luis Lles.

Por su parte Ricardo Lezón apunta que este disco “es lo que es El Verbo Odiado, pequeños poemas que estallan, a veces a lo lejos y a veces demasiado cerca, pero siempre luminosos. No hay trucos, ni siquiera de Memento, hay canciones y un pequeño mundo que va creciendo”.

“Nada que celebrar” se publica hoy 20 de marzo en todas las plataformas digitales, y cuenta con la genial artista multidisciplinar Ana Escario para la imagen y diseño del arte.

Luis Lles termina asegurando que “contradiciendo el título del disco, es necesario concluir que, con este nuevo trabajo de El Verbo Odiado, hay mucho que celebrar.»

El amor es más fuerte que las bombas, por Luis Lles

La pasión amorosa ha alimentado la mayoría de las canciones que se han escrito a lo largo de la historia. Y, sin duda alguna, el amor (o el desamor, tanto da) es el combustible principal de eso que seguimos llamando pop. Hace justamente cuatro años Joachim Trier dirigió una película titulada “El amor es más fuerte que las bombas”. El argumento es lo de menos. Lo importante es que ese título podría servir perfectamente para enmarcar con palabras el contenido del nuevo disco de El Verbo Odiado. Y, por cierto, “Louder than bombs” es también el título de un recopilatorio de los Smiths.

Tras la sorpresa que supuso la edición de su primer álbum, “Tú ganas” (2018), el grupo oscense se fue a grabar de nuevo su segundo trabajo, este “Nada que celebrar”, a Espartinas (Sevilla), al estudio La Mina de Raúl Pérez (colaborador de El Niño de Elche o Viva Suecia), laboratorio de donde han salido joyas de Guadalupe Plata, Kiko Veneno o Pony Bravo, entre otros muchos artistas. Siguiendo la estela de su debut, El Verbo Odiado vuelve a conjugar las declinaciones del verbo amar a golpe de intrincados riffs electrizantes y melodías ardientes. Precisamente, así es como comienza el disco, con la exuberante intensidad de “La mancha”, que culmina de forma épica tras el romántico temporal desatado. “Ejercicios musculares” suena a despecho sexual y a amor insatisfecho, con una melodía adhesiva y unos teclados que recuerdan a la cold wave. La energía rock de “Cuestión D” deja paso después al himno definitivo de este disco, el tema titular, una melodía prístina y expansiva que evoca a los mejores Smiths, una hermosa canción que habla del amor como refugio frente a la intemperie. Aunque El Verbo Odiado tiende de forma natural a los momentos de tensión sonora, “La guardo yo” es un reconfortante oasis acústico, alumbrado por unas sutiles armonías vocales.

Las aguas vuelven a su cauce eléctrico con “Tu casa”, un magnético tema envuelto en un enjambre de guitarras serpenteantes que parece hablar de amores imperfectos, cuando no asfixiantes. El amor nos separará, cantaba Ian Curtis. Por su parte, “No tienes nada” y “Tom y Jerry” muestran la vertiente del grupo más próxima al post-punk, con unas rotundas líneas de bajo que podrían estar sacadas del repertorio de Joy Division o The Cure. “Trucos de Memento”, por el contrario, es una preciosa y cristalina melodía, muy velvetiana, casi un vals suspendido en el tiempo (Ricardo Lezón?). Cierra el disco “Ahora o nunca”, que, partiendo de una calma tensa, va empujando un clímax que parece no llegar nunca, al tiempo que va creando una atmósfera agobiante y amenazadora, que desemboca en pura catarsis instrumental, en lo que parece ser la crónica de una tormentosa relación personal. El conjunto da como resultado un magnífico álbum, lleno de aristas y rico en matices, que conforman una elaborada y brillante arquitectura sonora. Un álbum que exhibe una fascinante portada de Ana Escario (con una estética a caballo entre Tracey Emin y Nan Goldin), y en el que, una vez más, la doliente voz de Jorge Pérez, de cuya guitarra surgen las semillas de estas canciones llenas de emoción, es abrazada por un rico entramado sonoro creado por Juan Ramón Plaza (batería), Pepe Ibáñez (bajo), Jorge Moreno (guitarra y sintetizadores) y Adrián Mored (guitarra y sintetizadores). Contradiciendo el título del disco, es necesario concluir que, con este nuevo trabajo de El Verbo Odiado, hay mucho que celebrar.

El Verbo Odiado «Nada que celebrar», por Ricardo Lezón (McEnroe)

Conocí a Jorge hace muchos años, en el primero de los muchos y hermosos viajes que he hecho a tocar en el Veintiuno, esa pequeña casa que tengo en Huesca que tan bien cuida Luis. Allí escuché por primera vez ese nombre tan extraño que es El Verbo Odiado, ¿cuál de ellos será?, pensé, tal vez sea ese mismo; odiar.

Allí escuché al tímido y tembloroso Jorge cantar “Corrientes“, agarrado a su guitarra como quien se agarra a un tronco en llamas, con esa voz entre el susurro y el suave remolino, aquellos versos… “en tu playa no hay corrientes, solo arena y mucha gente, solo restos de amor“. También escuché por primera vez “Lluvia de abril“, que años después grabamos juntos, y algunas canciones más, canciones grandes, sin artificios ni espumillones. Cosas e historias contadas en un lenguaje importante, personal e intransferible. Eso escuché.

Hemos mantenido el contacto desde aquel día, me ha ido contando sus planes y siempre que he vuelto, y volveré a Huesca, ha tocado y tocará conmigo.

Me contó que El Verbo Odiado se había convertido en banda, me ofreció producir su primer disco… me sorprendieron aquellas guitarras, aquella fuerza distinta, ese nuevo camino… descubrí que dentro de las tormentas seguían los susurros y las canciones intactas.

No pude producir el disco, pero les dejé con Raúl Pérez, las mejores manos y oídos posibles. Juntos hicieron “Tú Ganas“, un disco especial. Y me alegré por ellos porque les vi felices de haber hecho lo que querían y además (lo más importante) de haber disfrutado haciéndolo.

Hace unos meses Jorge me pidió cantar una canción del nuevo disco que iban a grabar, de nuevo con Raúl.
Bajé a La Mina (Sevilla) y canté “Trucos de Memento“. Me hizo muy feliz que contaran conmigo otra vez, porque vivimos la música y las canciones de la misma manera, como algo que nos hace mas felices.

“Nada que celebrar” es lo que es El Verbo Odiado, pequeños poemas que estallan, a veces a lo lejos y a veces demasiado cerca, pero siempre luminosos. No hay trucos, ni siquiera de Memento, hay canciones, y un pequeño mundo que va creciendo.

“Que no quiero verte asustada,
que ya no va a pasarnos nunca más,
que se que es lo que digo siempre,
que no… que ahora lo digo de verdad.”

escribe Jorge en “La mancha“. Yo también lo digo de verdad.